La RSC y el Día Mundial del Medioambiente

5 de junio de 2018 | Alberto Jiménez-Piernas

Para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente, NegocioResponsable.Org desea invitar a la reflexión sobre lo que se hace bien y los retos que quedan pendientes en el marco de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE o RSC). El éxito mediático de algunos eslóganes no debe impedir evaluar, con la cabeza fría, estos desafíos.

Medio ambiente y principio de no discriminación: origen de la RSC

En el movimiento global que representa la responsabilidad social empresarial, dos de sus dimensiones han sido su avanzadilla. Históricamente, las primeras exigencias sociales a las empresas vinieron de la mano del principio de no discriminación. Hoy por hoy, se exige que el sector privado (y no sólo el sector público) se alinee con la igualdad de oportunidades y salarios. Parece evidente que no se debe discriminar por razón de raza, sexo, identidad de género y orientación sexual, o cualquier otra circunstancia personal y familiar. La segunda punta de lanza en el desarrollo histórico de la RSC ha sido, sin duda, el medio ambiente.

En el día mundial del medio ambiente conviene reflexionar sobre el éxito de esta demanda social de respeto al entorno. Importa ser conscientes de que en su auge ha intervenido, asimismo, el interés de las propias empresas. En muchos casos el respeto del medio ambiente se ha traducido en ahorros, por ejemplo de energía o de papel. La políticas ambientales ofrecen la ventaja de ser más fáciles de hacerse operativas. Y de cuantificarse en los balances de resultados. Además, para la ciudadanía y los consumidores, los daños al entorno se traducen a menudo en amenazas a la propia salud. De forma excepcional, el respeto del medio ambiente suscita el interés común tanto de las empresas como de los consumidores.

Recientemente, ha cobrado mucha relevancia el movimiento «desnuda la fruta» para denunciar la utilización de plásticos innecesarios. En abril de 2018 La Sexta emitió un recomendable documental, presentado por Jalis de la Serna, sobre ese «sexto continente» de plástico que flota en los océanos. Es un buen ejemplo en el cual las empresas deberían «ahorrarse» el envoltorio plástico de muchas frutas y legumbres. Al mismo tiempo,se evita que muchos micro-plásticos ingresen en la cadena alimenticia y afecten a la salud de animales y personas.

¿Y cuál es el problema?

Green-Washing-RSC-Medio-Ambiente
El Green Washing es uno de los problemas que pueden surgir del auge mediático del medio ambiente.

Afortunadamente, las cuestiones medioambientales se han consolidado en las agendas internacionales de desarrollo. Tanto es así que surge un problema paradójico. Es el riesgo de oscurecer dimensiones igualmente relevantes de la RSC (la igualdad, la dimensión laboral, etc.). Además, la abundancia de iniciativas «verdes» puede confundir al consumidor. Se conoce como «green washing» o lavado verde los actos e inversiones ecológicas que, en realidad, esconden proveedores y prácticas «sucias». Esto se ha comprobado a menudo en la producción de tabaco y de algodón.

Podría decirse que la protección de la naturaleza genera valor compartido, tanto al sector privado como a la sociedad. Puede llegar a beneficiar a las propias empresas –lo que se conoce como el business case o la motivación de negocio para fomentar la RSC. Sin embargo, la RSC no siempre reporta beneficios o reduce gastos. No siempre es el caso cuando se trata de otras dimensiones de la RSE (como los aspectos laborales). Ni siquiera es el caso, siempre, cuando se trata de la protección del ambiente en otras situaciones. En el sector textil, uno de los mayores problemas es el empleo de tintes industriales que, en muchas ocasiones, contaminan el agua. Entretanto, la masa de consumidores en muchos países desarrollados demanda una producción de textil barato sin precedentes. ¿En qué medida estaríamos dispuestos a pagar más por nuestra ropa?

¿Con qué quedarse en el día mundial del medio ambiente?

En conclusión, el “sexto continente” de plásticos que flotan a la deriva en perjuicio de todos debe servir de acicate. El fomento de la RSC, y la protección del medio ambiente en particular, no deberían supeditarse siempre a un interés cuantificable. Si se da el caso, bienvenido sea. No dejemos de tratar la RSC de manera integral y transversal. Que el compromiso supere el interés.

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