La RSC en las PYMES: desafíos y soluciones
15 de julio de 2019
Lorenzo Garrido
El autor es experto en Dirección de Empresas y RSC. Directivo con más de 20 años de experiencia, es ponente y articulista de referencia. Titulado por las Universidades de Salamanca y Pau (Francia), cuenta con un Máster en Planificación Ambiental (INIECO) y actualmente cursa un Máster en RSC y Sostenibilidad (CMI). Es socio personal de FORÉTICA y DIRSE, y profundo defensor del papel de las empresas como generadoras de valor para la comunidad.
Con este artículo el autor desea provocar una reflexión en los lectores sobre la RSC en las PYMES. Muestra de manera sencilla los retos a los que se enfrentan las Pymes ante la necesidad de integrar la RSC en su cultura empresarial. Y si con ello consigue animar a una empresa a pasar de la visión a la acción, el autor se sentirá plenamente satisfecho.
Las noticias de actualidad económica y empresarial están plagadas de referencias a los grandes retos a los que se enfrentan las empresas: transformación digital, gestión del talento, liderazgo, innovación, crecimiento y competitividad, responsabilidad social corporativa, etc. Son los titulares de las principales publicaciones, las temáticas de jornadas y conferencias, o incluso las sentencias de los principales gurús y expertos.
En muchos casos las reflexiones tienen un cierto carácter litúrgico, otras abusan de un marcado tono alarmista («que viene el coco…»), y también existe mucho oportunismo al respecto, un cierto afán por subirse al carro de la actualidad (legítimo por otra parte). Pero sea como fuere, todas estas reflexiones (o la inmensa mayoría) son acertadas y necesarias, y desde luego vale la pena tomarlas en consideración, especialmente si provienen de voces autorizadas y con experiencia contrastada.
La RSC en las PYMES: muchas incógnitas
Y la primera pregunta es, ¿significa esto que las Pymes deben de obsesionarse con estos temas? ¿Cuál de los retos enunciados es más importante o hay que abordar en primer lugar?, ¿con qué nivel de intensidad o inversión? La respuesta es sencilla: depende. Depende del momento histórico de la empresa, de su nivel de madurez, de la necesidad, de su posicionamiento en el mercado, de sus resultados y estados financieros, de su capacidad de inversión, de su modelo de negocio, del grado de realización de su Visión y Misión…y de muchos otros factores.
Y sobre todo depende de los empresarios y los órganos de gobierno de las compañías. Cada cual tendrá que elegir sus prioridades y la secuencia de las mismas, porque al hablar del futuro de las empresas, el orden de los factores sí altera el producto, y por tanto el resultado final.
Antecedentes y entorno de la RSC
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC), también llamada Responsabilidad Social Empresarial (RSE), parece un concepto de moda a tenor de la enorme presencia en medios audiovisuales y escritos. Sin duda es un término de relativa actualidad, pero su existencia se remonta prácticamente a la Revolución Industrial.
Adam Smith (1723 – 1790) ya se refirió en su tiempo a la “aprobación social de las empresas” y afirmó que los negocios no se pueden desarrollar al margen de la moralidad. Desde entonces, los grandes disruptores del pensamiento económico y diferentes acontecimientos históricos (nacimiento de la OIT en 1919, crisis de 1929, creación de la ONU en 1945, etc.) han propiciado una evolución de la visión del papel de las empresas en el mundo, que ha provocado la aparición de conceptos como “desarrollo sostenible”, “responsabilidad social estratégica”, “capitalismo consciente”, “ética empresarial”, “contrato social”, “valor compartido” y otros, todos ellos íntimamente relacionados entre sí.
La RSC y la Agenda 2030
En la actualidad, el término de referencia es la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una iniciativa de la ONU aprobada el 25 de Septiembre de 2015 – por la que se comprometen políticamente los estados adheridos (más de 150) e, indirectamente, su ciudadanía. Además, marca el camino que deberán seguir los Estados en su ejercicio de trabajar por el desarrollo sostenible y la corrección de los desequilibrios y las desigualdades sociales.
En resumen, la Agenda 2030, los 17 ODS y sus 169 Metas representan la concreción práctica de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas (Resolución 217 A (III) de 10 de Diciembre de 1948) que, sumada a otras muchas iniciativas internacionales en materia social y de protección del medio ambiente, constituyen el marco general de actuación en materia de desarrollo sostenible. Bien puede servir a las Pymes de guía de acción y fuente de inspiración en su ejercicio de adquirir un mayor compromiso con la sociedad y el medio ambiente.
¿Qué es exactamente la Responsabilidad Social Corporativa?
La Responsabilidad Social Corporativa consiste en conservar el éxito económico y obtener una ventaja competitiva, integrando consideraciones sociales y medioambientales en la actividad de la empresa. Así, se restablece el equilibrio entre las 3 dimensiones del desarrollo: económica, social y ambiental.
Naciones Unidas
Está íntimamente ligada con el desarrollo sostenible, que implica “la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” (Informe “Nuestro futuro común” de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo).
La Comisión Europea
Existen muchas definiciones que describen la RSC. Una buena aproximación es la propia consideración de la Comisión Europea en su documento “Estrategia renovada de la UE para 2011-2014 sobre la responsabilidad social de las empresas”, de 25 de Octubre de 2011, cuando afirma:
“Para asumir plenamente su responsabilidad social, las empresas deben aplicar, en estrecha colaboración con las partes interesadas, un proceso destinado a integrar las preocupaciones sociales, medioambientales y éticas, el respeto de los derechoshumanos y las preocupaciones de los consumidores en sus operaciones empresariales y su estrategia básica, a fin de:
– maximizar la creación de valor compartido para sus propietarios/accionistas y paralas demás partes interesadas y la sociedad en sentido amplio;
– identificar, prevenir y atenuar sus posibles consecuencias adversas”
Definiciones académicas…
Por su parte, Andrew Crane y otros autores identificaron las 6 características básicas que definen la RSC:
- Voluntariedad. La RSC se caracteriza por la realización de acciones voluntarias que van más allá de la ley y superan sus exigencias. Es un acto que nace de la conciencia y el compromiso.
- Gestión de externalidades. La empresa socialmente responsable es consciente de losimpactos negativos que genera su actividad, e incorpora criterios de gestión de los mismos en sus procesos de toma de decisiones.
- Visión Multistakeholder. Tomar en consideración los intereses de los diferentes grupos de interés (accionistas, trabajadores, clientes, proveedores, socios estratégicos, administraciones públicas, organizaciones sindicales, entorno, sociedad en general, etc.), y gestionar la actividad buscando la creación de valor compartido y la reducción / eliminación de los impactos negativos.
- Alineamiento social, ambiental y económico. Mirar más allá de los beneficios económicos para los propietarios o accionistas e integrar los intereses de otros grupos de interés, a la vez que se consiguen los beneficios económicos. Se trata de buscar no solo la sostenibilidad económica, sino también la sostenibilidad social y la sostenibilidad ambiental (Triple Cuenta de Resultados)
- Valores y Principios. Crear un marco ético con una filosofía y cultura empresarial que sustenten las prácticas de la compañía, y que asegure el carácter permanente de la vocación de la empresa con el desarrollo sostenible.
- Más allá de la filantropía, patrocinio y mecenazgo. Se trata de impactar positivamente en la sociedad y el entorno mediante acciones ligadas directamente al núcleo del negocio y su modelo de gestión.
Finalmente, habría que añadir que la RSC es un concepto transversal a toda la organización. Esto se debe a que afecta a todos sus estamentos y ámbitos de actuación. Impregna la empresa de un nuevo espíritu vocacional y consciente que preside todos los actos y decisiones en la estrategia y la gestión del negocio.
¿Por qué las Pymes deben ser socialmente responsables?
Una empresa que actúa de forma irresponsable (contaminando en exceso, eludiendo sus obligaciones fiscales, ignorando las normas de seguridad en el trabajo, encubriendo el trabajo infantil, auspiciando desigualdades, etc.) puede llegar a sufrir el rechazo del entorno. Y es fácil entender que, si es socialmente responsable, será bien percibida y resultará mucho más atractiva para los grupos de interés, mejorando así su reputación, impacto y retorno de las inversiones. En definitiva, contribuir de forma positiva a la sociedad y el medio ambiente, gestionando el impacto de la actividad empresarial sobre el entorno, puede aportar beneficios directos y nuevas formas de beneficio, para garantizar la competitividad de la compañía a medio y largo plazo.
Por tanto, la RSC trasciende las exigencias del mercado, entendido éste como el conjunto de actores y factores que interactúan en un contexto económico. En efecto, se trata más bien de una exigencia del Entorno Empresarial, un concepto mucho más amplio que representa el verdadero escenario en el que las empresas desarrollan su actividad, y que está integrado por todos los espectadores (grupos de interés) que observan el desempeño de la empresa y esperan algo de ella.
Las PYMES ante el escrutinio social
Nadie duda que para las empresas es prioritario asegurar su viabilidad y competitividad, y para ello es importante afrontar el reto de la transformación digital, contar con los mejores profesionales posibles, disponer de una propuesta de valor que dé respuesta a las necesidades de sus Clientes, gestionar eficazmente, obtener rentabilidad económica, etc. Pero la decisión verdaderamente trascendente, la que regirá los designios de las empresas y condicionará su futuro, pasa por su comportamiento ético ante todos los públicos y en todos los ámbitos de actuación.
Porque las empresas y sus actuaciones están bajo observación permanente. En un entorno global y conectado, todo está a la vista de todos, y son precisamente los espectadores (grupos de interés / stakeholders) quienes, con sus decisiones, aprueban o suspenden a la empresa, determinando así su futuro. Comprender y aceptar esta realidad constituye el primer reto para los empresarios y directivos.
Ignorar la RSC en las PYMES ¿tiene consecuencias?
Empresarios y Directivos, si llegados a este punto de la lectura todavía no se han convencido de la importancia y necesidad de dirigir sus empresas integrando criterios de responsabilidad social y desarrollo sostenible (económico – social – ambiental), quizá deberían de formularse algunas preguntas:
- ¿Cuál es el público objetivo de mi actividad empresarial?
- ¿Debo centrar la estrategia de la empresa en los Clientes únicamente?
- ¿Qué motiva realmente a los Clientes a comprar / contratar mi producto/servicio?
- ¿Quiénes son los espectadores y testigos (grupos de interés) de mi actividad empresarial?
- ¿Los beneficios para unos se producen a costa de los intereses de otros?
- ¿Qué esperan unos y otros de mi empresa?
- ¿Estoy satisfaciendo sus respectivas expectativas y necesidades?
- ¿Cómo juzgan y valoran lo que la empresa propone y transmite?
Seguidamente, valoren las respuestas en términos de costes de oportunidad y riesgos futuros (económicos, reputacionales, reconocimiento, aceptación, viabilidad, competitividad, acceso a la financiación, etc.) Llegar a este punto constituye el segundo reto para los empresarios y directivos.
Los 7 pecados capitales…
Pereza, lujuria, envidia, gula, codicia, soberbia e ira. Los 7 pecados capitales tienen su propio reflejo en las Pymes y Micropymes.
A lo largo de mi trayectoria profesional he tenido la fortuna de conocer y trabajar con cientos de empresarios y directivos, y de mantener largas charlas sobre su visión de futuro. Y a muchos de ellos les he escuchado todo tipo de razones (más bien excusas) para ignorar la importancia de integrar la responsabilidad social y la sostenibilidad en la estrategia de la empresa y su cultura corporativa. Craso error.
… recopilación de frases desafortunadas …
«¿Por qué debo pensar en los demás? El fruto y los resultados de mi esfuerzo como empresario deben permanecer en mi empresa, que para eso asumo los riesgos y expongo mi patrimonio»
«La RSC es cosa de las grandes empresas, mi empresa sólo es una PYME de 5’3 mill. € y menos de 40 trabajadores»
«Nada le debemos al mundo, nuestro éxito empresarial es el resultado del esfuerzo y sacrificio de mi familia.»
«Nuestra empresa patrocina al equipo de fútbol local (y casi siempre pierde), creo que ya es suficiente…»
¿Igualdad de oportunidades? Respeto que las mujeres trabajadoras quieran tener hijos pero no veo por qué razón tengo que aceptar que sus decisiones de vida sean un inconveniente para mi empresa…»
«¡Uff qué pereza! No me veo con fuerzas ni con ganas de replantearme el modelo de negocio, tenemos cosas mejores que hacer»
«Eso de la Responsabilidad Social Corporativa no es más que puro marketing»
«Quita quita, déjate de RSC que bastante tenemos con la lucha diaria…»
«Nadie nos ha ayudado, hemos llegado a la segunda generación pasando muchas penurias y dificultades, las Administraciones Públicas nunca están cuando se las necesita…»
Son comentarios reales, una pequeña muestra, pero significativa. Proceden de empresarios y directivos de empresas de la economía real: facturación entre 1 y 80 millones de euros, plantillas entre 10 y 150 trabajadores, presencia local, regional e incluso a nivel nacional, muchas de ellas fabricantes de productos presentes en nuestras despensas, o que forman parte de nuestro entorno inmediato.
¿Le suenan estas afirmaciones?, ¿se siente identificado con alguna de ellas? Reconocerse en situaciones similares y vencer las reticencias constituye el tercer reto para los empresarios y directivos, además de un paso necesario para seguir avanzando.
¿Cómo desarrollar e implantar la RSC en las PYMES?
Si llegado este punto el lector todavía no ha sucumbido a la tentación de abandonar la lectura de este artículo, con suerte habrá llegado a la conclusión de que no puede mantenerse al margen de la realidad, y quizá incluso piense que no quiere cometer el error de someter a su empresa a un probable ostracismo, que terminaría por convertirla en irrelevante a los ojos de los diferentes grupos de interés. Es el momento pues de preguntarse: ¿y ahora qué?
Un cambio de mentalidad corporativa hacia la mejora continua
En primer lugar, es necesario asumir y comprender que el camino a seguir será largo y laborioso, requiere de constancia y perseverancia. La transformación de la cultura corporativa y la estrategia de la empresa – mediante la incorporación de criterios de responsabilidad social y desarrollo sostenible – es un hecho sin precedentes en su historia y evolución. Es un punto de inflexión que marca un antes y un después. Y es un proceso que no tiene final ni fecha de caducidad. Comprenderlo y aceptarlo constituye el cuarto reto para empresarios y directivos.
Todo nace de la firme convicción por parte de la Propiedad de la empresa, un sentimiento profundo y de fuerte compromiso, que debe contagiarse al conjunto de la organización. Porque son los empresarios quienes tienen la responsabilidad y la obligación de tomar la iniciativa para promover un cambio cultural profundo en sus respectivas organizaciones.
El valor del trabajo en equipo
Pero por fortuna los empresarios no están solos, cuentan con el mejor activo que atesora cualquier organización: el talento y la capacidad de pensar de las personas que la integran. Porque los trabajadores son, ante todo, personas que sienten y padecen, que tienen inquietudes y preocupaciones, con ambiciones y deseos. Son las personas las que mueven el mundo, y a ellas hay que darles voz. Aceptar este hecho – vencer la tendencia del empresario a caminar solo – y animarse a compartir esfuerzos y objetivos constituye, en sí mismo, el quinto reto.
Es el momento entonces de abrir en la empresa un período de debate y reflexión conjunto, en el que todas las opiniones sean conocidas y consideradas. Resulta necesario implicar a los diferentes grupos de interés, promoviendo relaciones de diálogo que propicien la generación de vínculos y compromisos comunes. Es hora de preguntarse: qué empresa queremos llegar a ser, cómo queremos que sea percibida, qué perspectivas queremos cubrir, qué necesidades queremos satisfacer, y qué esfuerzo estamos dispuestos a asumir en cada caso.
Descubrir el potencial de la RSC en las PYMES
A continuación, es importante analizar en qué modo las operaciones y actividades de la empresa afectan a los diferentes grupos de interés, para identificar oportunidades que permitan la generación de valor compartido. Ello permitirá descubrir que la RSC es una excelente fuente de innovación y obtención de ventajas competitivas. Asimismo, permitirá comprender que la RSC es rentable en sí misma a medio y largo plazo. Sin duda, constituye el mejor vehículo para lograr los objetivos de la empresa (económicos – sociales – ambientales). En definitiva, descubrir el potencial de la RSC constituye el sexto reto para empresarios y directivos.
De la visión a la acción
Llegados a este punto el resto viene solo, y responde a la lógica de la gestión de cualquier proyecto o actividad empresarial: fijar los compromisos, definir metas y objetivos, elaborar un plan, asignar un presupuesto, organizar el trabajo, capacitar y empoderar a los empleados, planificar las acciones, ejecutar el plan, controlar y evaluar los resultados, certificar los logros obtenidos, comunicar a los grupos de interés, etc. En definitiva, se trata de pasar de la visión a la acción. Desde luego, no es tarea sencilla ni inmediata. Por eso es el séptimo reto para empresarios y directivos.
Buscar apoyos…
Por último, es el momento además de contar con los mejores colaboradores, o incluso de pedir ayuda externa y ponerse en manos de profesionales que aporten experiencia, distancia, perspectiva y criterio experto. Octavo reto para empresarios y directivos.
8 retos para lograr un mundo mejor, que sea fuente de oportunidades para las futuras generaciones
La inmensa mayoría de las pymes y micropymes ya tienen – quizá sin ser conscientes de ello – un cierto grado de desempeño en materia de responsabilidad social en la medida en que, dado su elevado nivel de arraigo en sus respectivos territorios, contribuyen al desarrollo de su comunidad y la economía local, contratando personal o prestadores de servicio próximos, por ejemplo.
Este primer paso constituye un hecho positivo que es importante destacar y poner en valor, pues de algún modo representa una palanca o punto de partida para seguir avanzando en el desarrollo de un mayor nivel de compromiso con el desarrollo sostenible. Lo siguiente sería preguntarse cómo ampliar el espectro de beneficiarios de la actividad empresarial, cómo generar valor compartido, o cómo incrementar el alcance de los resultados intangibles de la empresa. El objetivo último es contribuir a la construcción de un mundo mejor, que sea fuente de oportunidades para las futuras generaciones.
Porque el mundo está lleno de desequilibrios que afectan al planeta y a los individuos, amenazando incluso la propia existencia. Sólo tenemos un planeta y todos formamos parte de la misma humanidad, y precisamente quienes tenemos el privilegio de vivir en una sociedad avanzada (y vivir de ella). Al mismo tiempo, tenemos la responsabilidad de hacer algo por los demás y la obligación de contribuir a mejorar y garantizar nuestra existencia (la de todos) futura.
Conclusión
En resumen, existen ocho retos para contribuir a construir un mundo mejor, que es al fin y al cabo lo que todos queremos. Un mundo mejor es el horizonte que todos deberíamos de perseguir, y la motivación que debería de guiar los pasos de cuantos trabajamos en una empresa, con independencia de nuestro nivel de responsabilidad. Por su parte, las Pymes, como actores que interactúan con el entorno, tienen mucho que hacer y decir al respecto. Tienen la fuerza, la experiencia y la capacidad de influencia.
En conclusión, empresarios y directivos, tenemos una deuda con el futuro. No permitamos que las generaciones futuras nos juzguen por haber permanecido impasibles ante los grandes desafíos de la humanidad. No hay excusas ni razones para mirar hacia otro lado. En suma, es el momento de laRSC en las Pymes y Micropymes.
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